lunes, 26 de diciembre de 2011

CAPÍTULO 1

Papá me llama para el desayuno y de un salto dejo mi cama atrás. Despierto a los gemelos Herman y Milo y bajo las escaleras de dos en dos. Les doy los buenos días a todos y le  beso la mejilla a papá y a mamá como lo hago siempre desde que tengo memoria. Sentados a la mesa los seis, mamá, papá, los gemelos, Soley y yo, comemos el desayuno bocado a bocado, intentando disfrutar cada pizca de sabor. Somos una familia un poco grande, pero jamás me ha molestado a pesar de todo lo que ha conllevado.

Mi madre es una mujer lisiada y a pesar de los años, su belleza es única y se resiste en abandonar su rostro. Cabello cobrizo claro, blanca como la nieve y ojos color miel. Recuerdo que mi madre en los pocos días que pasaba con nosotros, nos enseñaba fotos de ella cuando era joven y nos contaba algunas anécdotas de cuando asistía a la Academia de Entrenamiento Especializado. Luce igual que en las fotos. Ella y papá se conocieron en la Academia. Papá es un hombre corpulento, de cabello rizado color caoba, ojos grandes azul cielo. Es la clase de persona que siempre está sonriendo a pesar de todo. Vivimos en una humilde casa de dos pisos, a pocas calles de la bahía. Es increíble lo mucho que ha cambiado la ciudad desde que nací. Y los últimos años han sido tiempos difíciles.

Siendo la más grande de cuatro hermanos, recae sobre mis hombros una enorme responsabilidad que adquirí tras el accidente que sufrió mi madre hace tres años, durante el levantamiento más importante que se ha dado contra el imperio, sin embargo, no hubo éxito alguno. A pesar de que mi madre era de las mujeres mejor entrenadas que hay en Zambien, las armas nucleares lograron vencerlos. Es difícil cuidar de alguien en silla de ruedas que necesita demasiadas atenciones. Aunque mamá jamás ha tenido el papel materno, que nos ama y nos mima mientras papá trabaja, sino que era la que sustentaba la familia, la cabeza, el mando. Antes del accidente casi siempre estaba fuera, en la ORP (Organización para la Restauración Pacífica), o en operativos, o entrenando nuevos aspirantes; a veces podían pasar días completos sin verla. Papá era y es la imagen materna en sí, cuida la casa, lava la ropa, hace la comida. Ahora con el accidente de mamá yo soy la que sustenta la familia, consigue alimento, y un poco de dinero, aunque mamá recibe una pequeña pensión de la ORP, pero no es suficiente ni para cubrir los gastos básicos.

No se puede ignorar la situación en la que se vive. La pobreza y el hambre están a la orden del día. La tristeza se puede respirar en la atmósfera. Los levantamientos armados acaban con las vidas de muchas personas. La seguridad en las calles ha decaído notablemente y caminar solo por la noche es un riesgo que no muchos se atreven a tomar, porque lo más posible que puedes recibir en las calles es una bala en el cráneo. Toda esta inestabilidad empezó con el ataque a Thumsat, un país regido por un emperador dictador que busca apoderarse de Zambien. El poder recaía sobre la familia Shmart, por ahora el emperador es Fremont Shmart.

El mundo está dividido en dos grandes porciones de tierra: Thumsat y Zambien, el resto del mundo, cuenta la leyenda, que desapareció tras una lluvia de meteoritos que hubo hace cientos de años, pero como siempre, hay escépticos que tienen otras teorías, unas un poco más irreales que otras.

En Thumsat la tecnología y la moda es lo que manda en los pobladores superficiales. Por otro lado, Zambien es un país explotado en las industrias para sustentar a Thumsat. Si se nos sorprende desobedeciendo las reglas o intentando levantarnos contra el imperio un cruel castigo es lo que nos espera, incluso algunos son sentenciados a muerte. Estando en manos del emperador Fremont es impredecible si despertarás al día siguiente.

Había levantamientos desde hace unos años en contra del imperio para declararnos como un país libre e independiente, pero todos los intentos han sido inútiles, puesto que Thumsat tiene tecnologías y armas que aquí no se imaginan ni conocen, ni se conocerán por lo menos en un largo tiempo. Por cada levantamiento de Zambien, cierta porción de tierra desaparecía a la mañana siguiente. Se rumora que Fremont Shmart tiene una criatura marina entrenada especialmente para atacar y desaparecer todo cuanto encuentre a su paso, otros simplemente decían que por la noche bombardeaban la zona hasta sumergirla bajo el agua, de manera que no quede ningún rastro de que algún día existió. Sin embargo, nunca nadie escucha explosiones antes de darse cuenta de que un estado más desapareció.




María José García Moncada

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