-Quiero
irme a casa, Kyle, yo no pedí nada de esto. No quiero ser especial, no quiero
ser un forthem. - sollozo. - Sólo quiero ser Ginger Greenwood, trabajar en la
biblioteca del señor Brickstone y cuidar de mi familia.
-Ven
aquí. - dice Kyle dando palmaditas en las blancas sábanas mientras se mueve
para hacerme espacio. De inmediato obedezco y me dejo caer a su lado hecha un
ovillo sin intentar detener las lágrimas que pedían salir a gritos.
Mientras
acaricia mi cabello, Kyle comienza a hablar:
-Ginger,
esto que está pasando no terminará porque tú lo pidas. Es solo una prueba más y
acabará cuando tenga que acabar. Tú eres fuerte, tú puedes con esto. Y aquí me
tienes a mí para ayudarte a sobrellevar todo, de tu lado jamás me iré.
Toma
con su mano mi barbilla y me besa. Un beso largo, tierno, dulce, lleno de todo
lo que en este momento me hace falta: amor.
-Eres
todo lo que tengo. - me susurra al oído. - Jamás te dejaré ir.
-Te
amo.
Me
quedo durante el resto de la tarde con Kyle, no quiero irme de su lado, me
siento incompleta cuando no está cerca de mí. Le cuento sobre Rah y más cosas
sobre mi entrenamiento. Intento no moverme mucho para no lastimar más su herida
y empeore. Durante el tiempo que estoy allí, una enfermera hace visitas
esporádicas y revisaba el vendaje. Kyle se ve mucho mejor que ayer. Quizá en
unos días ya esté de regreso conmigo, donde lo pueda ver y donde él me pueda
cuidar.
-Es
hora de que me vaya. Aunque no quisiera. - le digo cuando me percato de que ya
ha oscurecido.
-Sí,
es tarde y debes descansar. Aunque yo tampoco quiero que te vayas.
Me
levanto de su lado y lo ayudo a acomodarse nuevamente. Me atrapa nuevamente en
sus brazos y me besa. Comienzo a alejarme de él y a caminar hacia la puerta sin
decir nada más. Si hablo, creo que comenzaré a llorar de nuevo.
-¿Te
veré mañana? - me pregunta antes de salir.
-Aquí
estaré. - digo tragándome el nudo en mi garganta. -Descansa y recupérate.
Siento
ganas de correr hasta él y no irme. Quisiera poder quedarme aquí o que Kyle
regresara a nuestra habitación, lo necesito conmigo. Sin nada más que decir,
salgo de la enfermería y me dirijo nuevamente a mi habitación.
-¿Qué
tal está Kyle? - me pregunta Nneka al entrar en la habitación.
-Mejor.
-Me
ale... - se detiene en seco al verme.
-¿Qué?
-No
es nada.
Voy
al baño y me veo en el espejo, me veo totalmente hecha un desastre. Me lavo la
cara y regreso hasta donde Nneka. Suspiro y me encojo de hombros.
-Me
veo terrible, lo sé.
-¿Quieres
que te prepare algo? – pregunta intentando cambiar el rumbo de la conversación.
-No,
estoy bien.
-Casi
no has comido hoy. – dice algo preocupada.
Ignoro
lo que dijo y me siento en el sillón. Me percato de Nneka se tomó la molestia
de montar la base para Rah. También la jaula fue desempacada y puesta en la
habitación de Kyle, donde duermo por ahora.
-Debes
estar muy cansada. - dice rompiendo el silencio.
-Lo
estoy. – me esfuerzo para que mi voz no se rompa.
-¿Quieres
hablar? – pregunta cortésmente.
-No
en realidad. – respondo desanimada. –Lo siento, es sólo que no estoy
acostumbrada a hablar mucho sobre cómo me siento.
-Está
bien, entiendo.
-Estoy
cansada. – digo nuevamente.
-Entonces
duerme.
En
verdad me siento terrible, por lo general no me afectan tantas cosas al mismo
tiempo, pero ahora mi vida había cambiado y hay muchas personas que esperan
mucho de mí. Y el hecho de que hayan depositado su confianza en una adolescente
de sólo dieciséis años, me agobia, porque no quisiera decepcionar a nadie.
-Lo
intentaré. – digo tragándome todo lo que quisiera decir en este momento.
-Buenas
noches.
-Buenas
noches, Ginger. Descansa.
Me
dirijo a la habitación de Kyle y me meto en la cama. Repaso los hechos de hoy: Nneka,
Rah, Kyle. Hans…
María José García Moncada
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