domingo, 26 de mayo de 2013

CAPÍTULO 39

-Quiero irme a casa, Kyle, yo no pedí nada de esto. No quiero ser especial, no quiero ser un forthem. - sollozo. - Sólo quiero ser Ginger Greenwood, trabajar en la biblioteca del señor Brickstone y cuidar de mi familia.

-Ven aquí. - dice Kyle dando palmaditas en las blancas sábanas mientras se mueve para hacerme espacio. De inmediato obedezco y me dejo caer a su lado hecha un ovillo sin intentar detener las lágrimas que pedían salir a gritos.

Mientras acaricia mi cabello, Kyle comienza a hablar:

-Ginger, esto que está pasando no terminará porque tú lo pidas. Es solo una prueba más y acabará cuando tenga que acabar. Tú eres fuerte, tú puedes con esto. Y aquí me tienes a mí para ayudarte a sobrellevar todo, de tu lado jamás me iré.

Toma con su mano mi barbilla y me besa. Un beso largo, tierno, dulce, lleno de todo lo que en este momento me hace falta: amor.

-Eres todo lo que tengo. - me susurra al oído. - Jamás te dejaré ir.

-Te amo.

Me quedo durante el resto de la tarde con Kyle, no quiero irme de su lado, me siento incompleta cuando no está cerca de mí. Le cuento sobre Rah y más cosas sobre mi entrenamiento. Intento no moverme mucho para no lastimar más su herida y empeore. Durante el tiempo que estoy allí, una enfermera hace visitas esporádicas y revisaba el vendaje. Kyle se ve mucho mejor que ayer. Quizá en unos días ya esté de regreso conmigo, donde lo pueda ver y donde él me pueda cuidar.

-Es hora de que me vaya. Aunque no quisiera. - le digo cuando me percato de que ya ha oscurecido.

-Sí, es tarde y debes descansar. Aunque yo tampoco quiero que te vayas.

Me levanto de su lado y lo ayudo a acomodarse nuevamente. Me atrapa nuevamente en sus brazos y me besa. Comienzo a alejarme de él y a caminar hacia la puerta sin decir nada más. Si hablo, creo que comenzaré a llorar de nuevo.

-¿Te veré mañana? - me pregunta antes de salir.

-Aquí estaré. - digo tragándome el nudo en mi garganta. -Descansa y recupérate.

Siento ganas de correr hasta él y no irme. Quisiera poder quedarme aquí o que Kyle regresara a nuestra habitación, lo necesito conmigo. Sin nada más que decir, salgo de la enfermería y me dirijo nuevamente a mi habitación.

-¿Qué tal está Kyle? - me pregunta Nneka al entrar en la habitación.

-Mejor.

-Me ale... - se detiene en seco al verme.

-¿Qué?

-No es nada.

Voy al baño y me veo en el espejo, me veo totalmente hecha un desastre. Me lavo la cara y regreso hasta donde Nneka. Suspiro y me encojo de hombros.

-Me veo terrible, lo sé.

-¿Quieres que te prepare algo? – pregunta intentando cambiar el rumbo de la conversación.

-No, estoy bien.

-Casi no has comido hoy. – dice algo preocupada.

Ignoro lo que dijo y me siento en el sillón. Me percato de Nneka se tomó la molestia de montar la base para Rah. También la jaula fue desempacada y puesta en la habitación de Kyle, donde duermo por ahora.

-Debes estar muy cansada. - dice rompiendo el silencio.

-Lo estoy. – me esfuerzo para que mi voz no se rompa.

-¿Quieres hablar? – pregunta cortésmente.

-No en realidad. – respondo desanimada. –Lo siento, es sólo que no estoy acostumbrada a hablar mucho sobre cómo me siento.

-Está bien, entiendo.

-Estoy cansada. – digo nuevamente.

-Entonces duerme.

En verdad me siento terrible, por lo general no me afectan tantas cosas al mismo tiempo, pero ahora mi vida había cambiado y hay muchas personas que esperan mucho de mí. Y el hecho de que hayan depositado su confianza en una adolescente de sólo dieciséis años, me agobia, porque no quisiera decepcionar a nadie.

-Lo intentaré. – digo tragándome todo lo que quisiera decir en este momento.

-Buenas noches.

-Buenas noches, Ginger. Descansa.

Me dirijo a la habitación de Kyle y me meto en la cama. Repaso los hechos de hoy: Nneka, Rah, Kyle. Hans…




María José García Moncada

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