viernes, 31 de mayo de 2013

CAPÍTULO 40

La semana transcurre lento. Mis entrenamientos ya sólo son repaso de todo lo que sé hacer. Intento ir a ver a Kyle casi todos los días, aunque a veces lo encuentro dormido. En mis visitas me encuentro en el mismo lugar a Hans, comienzo a sospechar que ya no es una coincidencia aunque él insiste en que sí lo es. A decir verdad, su compañía se ha vuelto un poco incómoda. Un chico que me besa la mano al despedirse, acompañándome hasta la puerta de la enfermería donde se encuentra mi novio malherido; eso simplemente no puede estar bien.

Por las noches, desde mi habitación, logro escuchar los sollozos de Nneka, pausados y completamente llenos de dolor. Su sufrimiento y su impotencia me duelen, más aún porque la entiendo y porque no sé qué hacer por ella. Quiero regresar al bosque, aunque temo lo que sea que vayamos a encontrar. Pero lo prometí y lo debo cumplir. Ahora no espero con muchas ansias el fin de semana.

Por otra parte, ya no he estado llorando como niña pequeña porque estoy cansada de todo esto. Supongo que así tienen que ser las cosas y así serán. Tendré que aceptar lo que ahora soy y afrontar todo lo que eso conlleva... sí, aunque por el momento no me agrade la idea en lo más mínimo. Aún no se sabe la razón del ataque de los goblins y no hay pista alguna de en dónde está mi familia, pero por lo menos sé que no están esperando con los brazos cruzados esperando encontrar tres cadáveres. El pensamiento me sacude.

Mi entrenamiento como forthem finaliza la siguiente semana, debido a que el verano acabará ya, y eso significa que los entrenamientos y el movimiento en la Academia se reanudarán. Casi olvido por completo esa sensación en el estómago cuando estaba por regresar a la escuela. Verdaderamente me enfermaba tener que volver a clases y retomar mis rutinarios días en los que sólo pensaba y anhelaba el momento en el que terminara eso.

A pesar de todo lo que ha pasado, creo que por fin encontré mi lugar en este desastroso mundo. Tengo un destino y lo voy a seguir sin importar nada. Puedo sentir dentro de mí, que es lo que debo hacer.

-Mi princesa, en este mundo se debe luchar por los sueños, perseguirlos sin rendirse. Confía en ti, así como yo lo hago. - las palabras que papá tanto me decía, resuenan en mi mente. Por un momento creo que me voy a desplomar, extraño demasiado a mi familia. Incluso a mi madre, que no era muy cercana a mis hermanos ni a mí. Mamá siempre estuvo ahí, silenciosa y reservada. En estos momentos desearía haberla abrazado más, haberle dicho que la amo. Sin embargo, no lo hice y ahora la culpa me corroe.

Hay una parte de mí que se siente responsable por lo que le pasó a mi familia, mas sé que no es así, sin embargo no puedo ignorar ese sentimiento tan persistente que perfora mi corazón. “Quizá algún día me podrán perdonar.” Pienso.

Mañana es viernes y por fin darán de alta a Kyle, además mis entrenamientos se redujeron a sólo tres horas, lo cual significaba que tenía mucho más tiempo para Kyle. Lo malo es que es fin de semana y tendré que regresar al bosque. Rehusándome a pensar otra cosa que podría arrebatarme de mis preciadas horas de sueño, me rindo y dejo que el cansancio me invada hasta caer dormida y despertar en mi mundo favorito: el de los sueños.



María José García Moncada

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