martes, 14 de mayo de 2013

CAPITULO 36


Me levanto de mi asiento antes de terminar y coloco mi plato en el fregadero. Si como un poco más mi estómago expulsará lo poco que tiene dentro y no me agrada mucho esa idea.

-Bien. - suspiro.

-Andando. - dice Nneka entusiasmada poniéndose de pie.

Estando ambas en el marco de la puerta le silbo a Rah y vuela hasta posarse en mi hombro. Cierro la puerta detrás de mí.

-¿Quién más vive aquí? - pregunta Nneka mirando las demás puertas.

-Los demás forthems. Amber, Klaus y Hans.

Nneka hace una expresión de asombro.

-¿Te tratan bien?

-Pues, Amber es una linda persona. Y con Hans jamás he hablado. - hice una pausa intentando no recordar el pequeño incidente de anoche con Klaus. - Y Klaus es… Klaus.

-Supongo que Klaus es el joven de anoche.

Demonios, sí lo recordaba.

-Sí. - digo encogiéndome de hombros un poco avergonzada. -En fin, ¿por dónde quieres empezar?

-Por donde quieras.

-Creo que los jardines son un buen comienzo.

Nos encaminamos hacia las enormes puertas de entrada para ir a los jardines mientras le explicaba lo poco que sabía del castillo. No era precisamente la mejor guía, pero por lo menos sabía lo que decía. Empujo la puerta con un poco de esfuerzo y salimos por ella.

Dejo que el aire fresco se filtre por mis pulmones y que el viento acaricie mi rostro. A veces deseo que esto solo sea uno de esos sueños extraños que suelo tener y que en algún momento despertaré y estaré esperando a Kyle que llegue de la marina.

Kyle... al decir en mi mente su nombre, me da un vuelco el corazón. No puedo esperar a verlo, necesito saber si está bien.

-Vamos. – le digo a Nneka acelerando un poco el paso debido a mis ganas de ver a Kyle.

-Ginger.

-Dime.

-¿Estás bien? - pregunta Nneka escudriñando mi rostro.

-Sí, ¿por qué? – digo evitando hacer contacto visual.

-Estás muy pálida.

-Estoy cansada, más tarde dormiré un poco. - trato de calmarla. - ¿Tú estás bien?

-Sí, no me quejo. - dice encogiéndose de hombros.

-Recuerda lo que te dije anoche. Hice una promesa y la cumpliré, ¿de acuerdo?

Nneka asiente tímidamente y se limita a apartar sus ojos de mi vista.

Quizá yo sea una adolescente dramática y no tenga ni la menor idea de lo que es sufrir. O tal vez, sólo tal vez, todo lo que pasa es lo suficientemente malo como para querer ignorarlo, salir corriendo y dejar todo atrás. Hay momentos en los que realmente desearía estar en mi cama y tener mi vida rutinaria en Loomstang, no magia, no poderes, no nada de lo que ahora tengo o me rodea. Quiero ser normal otra vez.



María José García Moncada

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