-Es
maravilloso. - dice asombrada. -¿Puedo?
-Adelante.
Nneka
pasa delicadamente sus blancos y largos dedos por el plumaje de Rah.
-Le
agradas. - le digo sonriendo.
-¡Oh!
- da un respingo Nneka. - Por cierto hace una hora vinieron unos hombres a
dejar eso. - dice apuntando a un par de cajas bastante grandes al lado del
sillón.
-¿Qué
es?
-No
lo sé. Anda ve a ver. - me anima dándome unas palmaditas en mi hombro libre.
Abro
una caja y echo un vistazo dentro de ella.
-Es
una jaula. - le informo a Nneka. Abro la otra caja. – Y una base para Rah.
-Fantástico.
-Sí.
- digo. -¿No has sabido nada de Kyle?
-No.
-Creo
que iré a visitarlo después de comer.
Nneka
asiente y me dirige una cálida sonrisa. Me alegra no estar sola en estos
momentos, ya que con un poco de tiempo libre, mi cabeza comenzaría a cavilar y
cavilar y no es lo más sano. Me gustaría agradecerle su compañía a Nneka, pero
me temo que está aquí porque la forcé a venir. No podía dejarla ahí, jamás me
lo hubiera perdonado.
-¿Tienes
hambre?
No.
-Sí,
algo. - miento.
-Preparé
algo que quizá te guste.
-¿Qué
es? - pregunto aspirando por la nariz intentando identificar el aroma.
-Ya
verás. - dice alegremente sonriendo. - Ven.
Me
acerco hasta donde está y me ofrece un generoso plato de...
-Se
llama lasaña.
-Se
ve delicioso. - digo intentando sonar animada, pero la verdad es que mi apetito
está muerto.
-Espera
a probarlo.
Corto
un pequeño trozo y me lo llevo a la boca.
-Delicioso.
- logro decir después de unos segundos.
Nneka
me sonríe, se sirve un poco y toma un lugar al lado de mí. Es de lo más rico
que he probado en mucho tiempo, omitiendo el banquete de los elfos. Corto
pequeños trozos intentando comer rápido.
-¿Quieres
conocer el castillo? - rompo el silencio.
-Sería
maravilloso.
-Te
encantará. - le dirijo una sonrisa.
María José García Moncada
No hay comentarios:
Publicar un comentario