jueves, 3 de enero de 2013

CAPÍTULO 28


-Algo así. Vamos, debemos movernos en esa dirección. – le digo apuntando a mi derecha y le ayudo a cargar a Kyle.  Caminamos hasta encontrarnos con un agujero bajo las raíces de un árbol.

-Perfecto.  – digo entre dientes. – Ayúdame a meter a Kyle ahí.

Colocamos a Kyle con cuidado en el agujero y lo cubrimos con un poco de hojas de tal manera que no se vea mucho.

-No hagas mucho ruido, volveremos por ti. – le susurro. -Trepa ese árbol y yo este. – le ordeno a Nneka apuntando a dos árboles, uno frente a otro.

Trepo lo más alto que puedo y logro ver a Kendra y a Grak. Aún no les han hecho nada. “Piensa, Ginger, piensa.” Me digo a mi misma. Lanzo un topkalume lo bastante grande al punto donde nos encontrábamos anteriormente. Los goblins se alertan y comienzan a moverse en dirección al fuego. Busco a Nneka entre las ramas y le doy la señal para bajar del árbol. Una vez en tierra firme, tomamos a Kyle y lo arrastramos hasta Grak. Miro en todas direcciones mientras caminamos, asegurándome de que nadie nos sigue. Llegamos al límite del bosque y Nneka me ayuda a poner a Kyle sobre el lomo de Grak.

-Tú irás en ella. – le ordeno apuntando a Kendra.

-¿Qué?

-No creerás que te dejaré aquí, ¿o sí?

-No puedo irme. – dice con tono firme.

-¿Cómo planeas llegar hasta la aldea con esas criaturas asechando a tres metros de aquí? No lo voy a permitir. Irás con nosotros.

Ayudo a Nneka a montar a Kendra lo más rápido que puedo.

-Sujétate fuerte, no te preocupes, ella sigue a Grak. Solo agita un poco las riendas cuando yo avance.

Asiente lo suficientemente insegura como para darme cuenta de que sí estaba dispuesta a quedarse aquí en medio de esta emboscada.

Corro hasta Grak y me subo a su lomo deteniendo fuertemente a Kyle. Vuelvo a escuchar ese ruido metálico que indica que los goblins se acercan. Mi pulso se acelera nuevamente y agito con fuerza las riendas de Grak. Se para en dos patas y comienza a correr a toda velocidad. Me cercioro de que Nneka está siguiéndome y al confirmarlo comenzamos a elevarnos. Limpio el sudoroso rostro de Kyle, y aparto los cabellos húmedos de sus ojos.

No puedo creer que hace tan solo unas horas surcábamos los aires en dirección opuesta sin pensar siquiera en lo que pasaría en aquel bosque. Kyle emite un quejido y reviso la herida. Mi suéter ya está totalmente empapado de sangre. Tras algunos minutos de volar, comenzamos a acercarnos a la Academia. Descendemos hasta llegar al establo, bajo a Kyle del lomo de Grak con ayuda de Nneka. Guío a Kendra y a Grak hasta sus respectivos compartimientos, le doy un par de ardillas a cada uno y ayudo a Nneka a cargar a Kyle. Llegamos a las grandes puertas y las empujo con dificultad, al entrar está el director Langrock hablando con el profesor Frederick y con alguien más que no sé quién es.

-¡Santo cielo! – exclama el director Langrock al vernos entrar. –Reynold, Frederick, lleven a este muchacho a la enfermería de inmediato.

-Ustedes, - dice el director viéndonos a Nneka y a mí. - síganme.

Nos dirige a su oficina y cierra la puerta detrás de nosotras, su rostro refleja preocupación.

-Tomen asiento. - nos ordena y sin pronunciar una palabra lo hacemos. Sinceramente no me siento nada bien. - Ahora, ¿qué fue lo que pasó?



Aclaro mi garganta y comienzo a relatar con detalle todo lo que sucedió desde que llegamos al bosque. Cuando termino todos nos quedamos callados, veo de reojo a Nneka, está muy pálida y siento que en cualquier momento se desmayará.

-¿Coincidencia? - susurra el director.

-No lo creo. - respondo firme. – Tal vez sabían que iríamos, que iría yo.

No sé qué fue lo que intenté decir. Soy una forthem, ¿no es así? Eso significa que soy un blanco ahora.



María José García Moncada

No hay comentarios:

Publicar un comentario