martes, 17 de enero de 2012

CAPÍTULO 14




-Bien. - contesto y me recuesto en la segunda máquina. Al nivel de mis hombros hay un tubo de metal sostenido a cada lado por una base.

-Pondré pesas en cada extremo. ¿Está bien si comenzamos con tres kilos? - pregunta James y asiento. Coloca las pesas en forma de disco en cada extremo.

-Adelante.

Sin mucho esfuerzo hago algunos levantamientos y James me indica que pare.

-Aumentaré el peso, ¿está bien?

-Sí. - digo y cambia las pesas.

Ahora necesito más esfuerzo para levantarlas pero logro hacerlo.

-Excelente, Ginger. - me felicita y hace más anotaciones sobre la pared.

La tercera máquina es solo tres tubos, dos sobre el piso y el otro sostenido en ellos.

-Engancha tus piernas en el tubo e intenta levantarte con las manos sobre tu cabeza.

Se me dificulta un poco el poder levantarme, pero lo logro.

-Listo. - dice James y hace más anotaciones.

Me bajo del tubo y tomo un poco más de agua. Me siento cansada, hambrienta y quiero ver a Kyle.

-¿Y ahora? - pregunto.

-Ahora la parte más importante. - dice y pasa su mano sobre la pared de las anotaciones, de abajo hacia arriba y queda limpia y en blanco de nuevo. -Bien, ahora debemos despertar tus poderes por completo, y así aprenderás a controlarlos. Esto te puede resultar un poco difícil, pero no te preocupes. Siempre se puede. - dice James sonriéndome. Aplaude nuevamente y las máquinas desaparecen por el piso y en su lugar aparecen tres cañones. Esto no me gusta nada. Veo con cara de preocupación a James y ríe un poco.

-No temas Ginger, estos cañones son de pelotas de plástico. Ninguna te tocará y si llega a pasar, que es prácticamente imposible, no te dolerá. Lo juro. - me da una palmada en la espalda y sale de la habitación.

-¿Me escuchas? - pregunta la voz de James. -Sí. - contesto.

-Bien, los cañones dispararán una pelota a la vez hacia ti. De esta manera lograremos que tus poderes despierten por completo.

-Pero ¿cómo sé que...

-¡Ahora! - me interrumpe James y una pelota de alrededor de quince centímetros de diámetro es lanzada hacia mí y sucede lo mismo que pasó en la oficina del profesor Frederick ayer.

Una a una las pelotas son lanzadas hacia mí, la velocidad comienza a aumentar y yo no qué hacer a parte de quedarme ahí parada esperando, es como si estuviera en automático, no hago nada, ni siquiera pienso o me enfoco en encenderlas o lo que sea que mis nuevos poderes están haciendo.

Conforme pasa el tiempo, la velocidad de las pelotas aumenta, así como la cantidad. Algo en mi interior comienza a incomodarse y un calor abrazador me invade por todo el cuerpo. Cubro mi rostro con mis manos, mi respiración es irregular y muy rápida. Intento calmarme, siento que voy a vomitar, estoy mareada. De pronto sólo siento mis manos empuñadas cubriendo mi rostro y el frío del suelo bajo mi cuerpo.

Me siento aturdida. ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? Cuando abro los ojos James está sentado en una silla dormido. A juzgar por el olor y los muebles, creo que estoy algo parecido a un hospital o en la enfermería. Intento incorporarme, pero me mareo, cierro los ojos y poco a poco me siento en la cama.

-Oh, Ginger. - dice James aliviado al verme.

-¿Qué pasó? – pregunto con voz seca

-Pues... te desmayaste.

Yo siempre tan oportuna.



María José García Moncada


1 comentario: