viernes, 27 de enero de 2012

CAPÍTULO 18





Mientras Kyle prepara la cena me cuenta todo lo que hizo en sus clases de magia y defensa avanzada, con lujo de detalle. Es increíble escucharlo, habla con tanta alegría, interés y fascinación como si un pequeño niño hablara sobre su nuevo juguete.

-¿Y tu día qué tal? - pregunta Kyle.

-Bien. – digo intentando parecer lo más normal posible, aunque esa pesadilla será difícil de olvidar.

-¿Era tu familia? – pregunta bastante serio. Asiento.

-¿Quieres hablar?

Niego quedamente con la mirada puesta sobre mi cena que apenas he tocado. Nos quedamos en silencio largos minutos hasta que Kyle decide romperlo:

-Ya verás que todo saldrá bien, Ginger.

Solo asiento con la cabeza y me dirijo a mi recámara con el estómago vacío y un nudo en la garganta. Ni siquiera soy capaz de cerrar los ojos por miedo a volver a ver lo que vi, por lo que me limito a quedarme echa un ovillo en la cama toda la noche. Kyle decide que es mejor dejarme a solas, por lo que no me visita por la noche, aunque me hubiera gustado que estuviera conmigo.


A la mañana siguiente me dirijo nuevamente a la Cápsula Deportiva intentando parecer del mejor ánimo posible en cuanto veo a James. Durante todo el entrenamiento estoy un poco distraída, pero logro terminar la práctica con el candelabro que ayer quedó inconclusa y me enseña un par de cosas más. Al acabar me dirijo al gimnasio para mis dos horas de ejercicio y a la hora de la comida regreso a mi habitación.

Los días en la Academia pasan demasiado rápido, hacemos casi lo mismo todos los días, mientras yo entreno, Kyle asiste a sus clases, por las tardes nos reunimos en la habitación, comemos y dormimos. Afortunadamente los fines de semana son mis días libres. Cuando Kyle no llega a la hora de la comida, recorro los pasillos del castillo imaginándome historias, intentando encontrar lugares a los que pueda escapar cuando todo se esté viniendo abajo.

Parece ser que esto de la magia no me está sentando nada mal, me estoy poniendo en forma e incluso me agrada el entrenamiento. Sin embargo, el asunto de los forthems no abandona mi mente ni por un segundo y mucho menos el de mi familia. La idea de tener que acabar con alguien capaz de destruir un país y matar a cientos de personas sin piedad simplemente me congela y sólo me deja pensando: ¿qué será de nosotros cuatro cuando estemos frente a él? Por lo general no soy muy asustadiza, mucho menos cuando de justicia se trata, pero vamos, que esto es otra cosa totalmente fuera de mis límites.


Cuando despierto la mañana de mi cumpleaños, estoy recargada en el pecho de Kyle y tiene sus dedos enredados en mi cabello. No puedo evitar sonreír al verlo profundamente dormido. La expresión de las personas al dormir cambia completamente, las preocupaciones se van, como si todo lo malo abandonara el cuerpo. Recorro con la mirada su rizado cabello que ya está comenzando a crecer, su frente sin arrugas, sus pobladas cejas, sus ojos cerrados, su nariz casi perfecta, sus labios... tan perfectos. No me resisto a la tentación de estrechar mis labios contra los suyos, y lo hago. El gran y musculoso Kyle se ve tan inofensivo como un pequeño niño. Vuelvo a recargarme en su pecho, tratando de arrullarme nuevamente con la melodía que hace su respiración y sus latidos a la vez.

-Feliz cumpleaños, Ginger. - dice con tono adormilado y comienza a acariciar mi cabello – Dormiste bien.

Esa no fue pregunta, y es cierto, no hubo pesadillas y logré conciliar el sueño después de varios días. Asiento y cierro los ojos. Deseando volver a dormir un poco más. Intento almacenar cada sensación de este momento, porque no he tenido otro momento tan placentero y pacífico en mucho tiempo.

-Iremos al bosque de Sproof, ¿cierto? - dice Kyle.

-Pensé que... ¿podemos? - pregunto un poco nerviosa.

-El día que llegué hasta la noche,  hablé con Langrock y me cedió un permiso especial para salir del castillo sólo por hoy. Iremos sólo si tú quieres.

Obviamente no me puedo negar después de haber tenido ese detalle conmigo, además es una buena oportunidad para despejarme y aventurarme en cosas nuevas, ya que últimamente parece que soy un gran imán para las novedades.

Kyle intenta incorporarse, pero lo detengo poniendo una mano en su pecho.

-Espera, sólo un momento más, ¿sí? Quiero recordar cómo se siente.

Kyle frunce el ceño intentando descifrar qué es lo que quise decir. Hago que se vuelva a recostar y me acurruco en su pecho con los ojos cerrados. Nuevamente siento cómo me invade esa paz interior, Kyle hace que esté donde esté, se sienta como si estuviera en mi hogar y no a miles de kilómetros, hace que las preocupaciones se vayan, me hace sentir, cosa que a veces olvido hacer por temor a salir herida.

Recorre mis facciones con su dedo, sé que está deseando saber qué pasa por mi mente, pero prefiero guardarme esta comodidad que me causa para mí sola. Juguetea con mi cabello un rato y termina con un cálido beso.

-Vamos, ¿qué tan malo podría ser?

-No podría. - contesto y Kyle sale de la habitación. Me levanto de la cama, me doy un baño rápido y me alisto.



María José García Moncada

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