Me
despierto a las nueve y media, es un poco tarde para verme con Kyle, así que me
doy prisa. Me cambio, recojo mi cabello con un listón y me dirijo a la puerta a
toda prisa.
-¡¿A
dónde vas, Ginger?! – me pregunta papá.
-¡Llegó
Kyle de la marina, regreso más tarde! – respondo y salgo corriendo directo a la
bahía. Camino hasta donde siempre nos reuníamos Kyle y yo desde pequeños.
Recuerdo que un día peleé con papá y me fui de la casa, Kyle vino aquí y me
encontró llorando, esa noche no dormí en mi casa, así que construí un pequeño
refugio de palmas y ramas para pasar la noche, Kyle me cuidó, y hasta que me
quedé dormida él se durmió a mi lado.
Kyle
ya había llegado. Una de las muchas cosas que admiro y a veces odio de él es su
puntualidad.
-Creí
que no vendrías – dice Kyle.
-Apenas son las diez en punto. – le contesto y lo abrazo. Ese calor que despide su cuerpo, la calidez de
sus brazos al rodearme y ese peculiar aroma a tabaco.
-Tabaco.
– le reprocho y le lanzo una mirada con recelo. –Apestas.
-No
arruines el momento con sermones maternales, Ginger.
-Lo
siento. – me disculpo y me siento a su lado.
-Y
bien… ¿qué te preocupa? Ayer lo estabas y no hay forma de que puedas negarlo u
ocultarlo. – dice.
-Me
llegó la carta. – digo con voz apagada.
-¿La
carta?
-La
carta de reclutamiento.
-Oh,
la carta. – dice desanimado.
Le
muestro mi preocupación sobre la decisión que tengo que tomar pronto y el
conflicto que me causa el tener que abandonar a mis pequeños hermanos.
-Ginger,
– toma mi barbilla para que lo vea directamente a los ojos. Y una vez más me
pierdo en su mirada tan penetrante, por un momento siento que puede leer mis
pensamientos – sabes que tu padre tiene razón, es muy peligroso que vayas allá.
¿De verdad quisieras ser entrenada en Thumsat, para después ser enviada de
regreso aquí y tener que matar a tu propia familia, a tus amigos y a toda la
gente que conoces?
Kyle,
siempre teniendo la razón, viendo las cosas desde una perspectiva que jamás
pienso. Probablemente tomaría muchas malas decisiones de no ser porque él me
hace entrar en razón y analizar las cosas y darme cuenta de otras.
Aparto
mi cara de su mirada y veo al horizonte. Tan lejano… ojalá pudiera escapar de
esto.
-Por
más que quisiera no me podría ir de aquí, Kyle. Mi familia y tú son todo lo que
tengo, no es justo que me vaya. No para mí. – digo con voz firme.
-Ni
para mí. – completa Kyle. Volteo a verlo y sonrío. –Ni para tu familia.
-No,
creo que no – mis palabras quedan suspendidas en el aire.
-Aún
no logro entender por qué te niegas tanto a unirte a la ORP. – dice Kyle, su
voz es casi un susurro. –Y aún así vayas a la Academia o te unas a las tropas
del emperador, tendrás que irte de aquí. Temporalmente.
-Intento crear una tercera opción en la que no deba abandonar a mis
hermanos. – contesto.
Me
sumo en el sonido de las olas y su movimiento. Crece, se acerca a la orilla, se
desploma en la arena y desaparece, como si jamás hubiera existido. Una tras
otra, siempre tan monótono, todas con el mismo ritmo. Un ciclo sin fin que jamás
cambiará. Eso es lo que no quiero para mi vida, no lo quiero.
-Entonces…
¿ya tomaste una decisión? – pregunta Kyle.
-Supongo
que sí. – contesto sin ganas. No tenía elección, ¿enfilarme a mi propia
sentencia para después matar a mis seres queridos? Jamás, eso sí que no.
-Vamos,
Ginger, anímate. ¿Qué tan malo puede ser? – trata de animarme dedicándome una
linda sonrisa. Su sonrisa, esa que tanto extrañaba, esa que rara vez se muestra
en público. Me abraza y me cuenta más sobre la marina, mientras yo juego con la
arena tan blanca y suave. Reímos y
recordamos cosas, buenas y malas.
-¿Qué
quieres hacer en tu cumpleaños, Ginger?– me pregunta desviándose del tema.
-¿Yo?
Nada. – contesto despreocupada. Jamás celebro mi cumpleaños, y Kyle lo sabe, no
sé por qué cree que este año sería la excepción.
-¿Qué
te parece si te llevo al bosque de Sproof?
-¡¿Bromeas?!
– le digo en tono de sorpresa. El bosque de Sproof es nuestro más anhelado
lugar, cuentan los valientes que se han adentrado en ese bosque, que habitan
las criaturas más extrañas que puedan existir. Cuando pequeños, en el colegio
nos asustaban contándonos leyendas sobre el bosque de Sproof y sobre los pocos
sobrevivientes que han salido de ahí, sin embargo son sólo leyendas que yo no
me creo tan fácil.
-Hablo
en serio, Gin – por supuesto que habla en serio, es Kyle, y el siempre cumple lo que dice.
Comenzamos
recordar las leyendas que nos contaban en la escuela. Es un verano demasiado
caluroso y a juzgar por la
posición del sol deben ser casi las tres. Emprendemos el camino de regreso a mi
casa y pasamos por la tienda de golosinas del señor Marcus y compro grajeas de
sabores, mis favoritas. Invito a pasar a Kyle, comemos los siete y después
salimos directo a la biblioteca.
Quizá
deba dejar esa mala costumbre de salir de casa sin avisar dónde estaré. Lo
pienso un poco y llego a la conclusión de que eso es imposible para mí, sacudo
la cabeza para despejar mis pensamientos y continúo caminando sin decir palabra
alguna.
Para
cuando llegamos a la biblioteca aún faltan treinta minutos para que comience mi
turno, así que nos sentamos en una banca de la plaza. Paso mi dedo suavemente
por una cicatriz que tiene en la ceja e imagino cómo se la pudo haber hecho.
Es increíble lo bien que me puedo llegar a sentir en compañía de Kyle, me siento
bien, segura… feliz. Pasamos la mayoría del tiempo en silencio, haciendo
comentarios aleatorios sobre la gente que pasa.
Me
despido de Kyle, le agradezco todo y entro como de costumbre a la biblioteca
cuando comienza mi turno. Ahí estaban ellos esperándome.
María José García Moncada
Voy por acá!! Voy lento pero apenas tengo un rato libre lo leo desde el papel!!! Muy bueno la verdad!! Quiero seguir leyendo a ver que pasa!! :( pero tengo que esperar a tener un rato libre!!! Saludos
ResponderEliminarGracias por leer, me alegra que te guste! Y mucha suerte para ti:D
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