lunes, 2 de enero de 2012

CAPÍTULO 4





Me despierto a las nueve y media, es un poco tarde para verme con Kyle, así que me doy prisa. Me cambio, recojo mi cabello con un listón y me dirijo a la puerta a toda prisa.

-¡¿A dónde vas, Ginger?! – me pregunta papá.

-¡Llegó Kyle de la marina, regreso más tarde! – respondo y salgo corriendo directo a la bahía. Camino hasta donde siempre nos reuníamos Kyle y yo desde pequeños. Recuerdo que un día peleé con papá y me fui de la casa, Kyle vino aquí y me encontró llorando, esa noche no dormí en mi casa, así que construí un pequeño refugio de palmas y ramas para pasar la noche, Kyle me cuidó, y hasta que me quedé dormida él se durmió a mi lado.

Kyle ya había llegado. Una de las muchas cosas que admiro y a veces odio de él es su puntualidad.

-Creí que no vendrías – dice Kyle.

-Apenas son las diez en punto. – le contesto y lo abrazo. Ese calor que despide su cuerpo, la calidez de sus brazos al rodearme y ese peculiar aroma a tabaco.

-Tabaco. – le reprocho y le lanzo una mirada con recelo. –Apestas.

-No arruines el momento con sermones maternales, Ginger.

-Lo siento. – me disculpo y me siento a su lado.

-Y bien… ¿qué te preocupa? Ayer lo estabas y no hay forma de que puedas negarlo u ocultarlo. – dice.

-Me llegó la carta. – digo con voz apagada.

-¿La carta?

-La carta de reclutamiento.

-Oh, la carta. – dice desanimado.

Le muestro mi preocupación sobre la decisión que tengo que tomar pronto y el conflicto que me causa el tener que abandonar a mis pequeños hermanos.

-Ginger, – toma mi barbilla para que lo vea directamente a los ojos. Y una vez más me pierdo en su mirada tan penetrante, por un momento siento que puede leer mis pensamientos – sabes que tu padre tiene razón, es muy peligroso que vayas allá. ¿De verdad quisieras ser entrenada en Thumsat, para después ser enviada de regreso aquí y tener que matar a tu propia familia, a tus amigos y a toda la gente que conoces?

Kyle, siempre teniendo la razón, viendo las cosas desde una perspectiva que jamás pienso. Probablemente tomaría muchas malas decisiones de no ser porque él me hace entrar en razón y analizar las cosas y darme cuenta de otras.

Aparto mi cara de su mirada y veo al horizonte. Tan lejano… ojalá pudiera escapar de esto.

-Por más que quisiera no me podría ir de aquí, Kyle. Mi familia y tú son todo lo que tengo, no es justo que me vaya. No para mí. – digo con voz firme.

-Ni para mí. – completa Kyle. Volteo a verlo y sonrío. –Ni para tu familia.

-No, creo que no – mis palabras quedan suspendidas en el aire.

-Aún no logro entender por qué te niegas tanto a unirte a la ORP. – dice Kyle, su voz es casi un susurro. –Y aún así vayas a la Academia o te unas a las tropas del emperador, tendrás que irte de aquí. Temporalmente.

-Intento crear una tercera opción en la que no deba abandonar a mis hermanos. – contesto.

Me sumo en el sonido de las olas y su movimiento. Crece, se acerca a la orilla, se desploma en la arena y desaparece, como si jamás hubiera existido. Una tras otra, siempre tan monótono, todas con el mismo ritmo. Un ciclo sin fin que jamás cambiará. Eso es lo que no quiero para mi vida, no lo quiero.

-Entonces… ¿ya tomaste una decisión? – pregunta Kyle.

-Supongo que sí. – contesto sin ganas. No tenía elección, ¿enfilarme a mi propia sentencia para después matar a mis seres queridos? Jamás, eso sí que no.

-Vamos, Ginger, anímate. ¿Qué tan malo puede ser? – trata de animarme dedicándome una linda sonrisa. Su sonrisa, esa que tanto extrañaba, esa que rara vez se muestra en público. Me abraza y me cuenta más sobre la marina, mientras yo juego con la arena tan blanca y suave.  Reímos y recordamos cosas, buenas y malas.

-¿Qué quieres hacer en tu cumpleaños, Ginger?– me pregunta desviándose del tema.

-¿Yo? Nada. – contesto despreocupada. Jamás celebro mi cumpleaños, y Kyle lo sabe, no sé por qué cree que este año sería la excepción.

-¿Qué te parece si te llevo al bosque de Sproof?

-¡¿Bromeas?! – le digo en tono de sorpresa. El bosque de Sproof es nuestro más anhelado lugar, cuentan los valientes que se han adentrado en ese bosque, que habitan las criaturas más extrañas que puedan existir. Cuando pequeños, en el colegio nos asustaban contándonos leyendas sobre el bosque de Sproof y sobre los pocos sobrevivientes que han salido de ahí, sin embargo son sólo leyendas que yo no me creo tan fácil.

-Hablo en serio, Gin – por supuesto que habla en serio, es Kyle, y el  siempre cumple lo que dice.

Comenzamos recordar las leyendas que nos contaban en la escuela. Es un verano demasiado caluroso y a juzgar por la posición del sol deben ser casi las tres. Emprendemos el camino de regreso a mi casa y pasamos por la tienda de golosinas del señor Marcus y compro grajeas de sabores, mis favoritas. Invito a pasar a Kyle, comemos los siete y después salimos directo a la biblioteca.

Quizá deba dejar esa mala costumbre de salir de casa sin avisar dónde estaré. Lo pienso un poco y llego a la conclusión de que eso es imposible para mí, sacudo la cabeza para despejar mis pensamientos y continúo caminando sin decir palabra alguna.

Para cuando llegamos a la biblioteca aún faltan treinta minutos para que comience mi turno, así que nos sentamos en una banca de la plaza. Paso mi dedo suavemente por una cicatriz que tiene en la ceja e imagino cómo se la pudo haber hecho. Es increíble lo bien que me puedo llegar a sentir en compañía de Kyle, me siento bien, segura… feliz. Pasamos la mayoría del tiempo en silencio, haciendo comentarios aleatorios sobre la gente que pasa.

Me despido de Kyle, le agradezco todo y entro como de costumbre a la biblioteca cuando comienza mi turno. Ahí estaban ellos esperándome.




María José García Moncada

2 comentarios:

  1. Voy por acá!! Voy lento pero apenas tengo un rato libre lo leo desde el papel!!! Muy bueno la verdad!! Quiero seguir leyendo a ver que pasa!! :( pero tengo que esperar a tener un rato libre!!! Saludos

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  2. Gracias por leer, me alegra que te guste! Y mucha suerte para ti:D

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